LA REALIDAD OCULTA

TE INVITAMOS A VIAJAR CON NOSOTROS A TRAVÉS DE LA LÍNEA DIVISORIA QUE
SEPARA LA REALIDAD DE LA FANTASÍA.
José María Ibáñez.

viernes, 27 de julio de 2012

WERNHER VON BRAUN Y EL SUEÑO DE MANDAR UN HOMBRE A MARTE

JOSÉ MARÍA IBÁÑEZ


El Jet Propulsión Laboratory de Pasadena puso en órbita el 31 de enero de 1958 el primer satélite del hemisferio occidental. La operación estuvo supervisada por Wernher von Braun. El célebre científico alemán, sin embargo, soñaba con llegar mucho más lejos..., a Marte.

Wernher von Braun nació el 23 de marzo de 1912 en la localidad prusiana de Wirstz, actual Polonia, en el seno de una familia aristocrática. Fue hijo del Barón Magnus von Braun y de la Baronesa Emmy von Quistorp. Su madre, mujer de alto nivel cultural y amante de la literatura, le regaló la obra de Cyrano de Bergerac, "Viaje a los imperios de la Luna y el Sol". Ni que decir tiene que la lectura de aquel libro, que planteaba la necesidad del ser humano de librarse de las ataduras que lo sujetaban a la Tierra y aventurarse por el espacio a explorar las esferas celestes, impresionó a Wernher. A partir de entonces, se siente tan atraído por la astronomía, que pasa largas horas contemplando el firmamento a través de un telescopio que también le había regalado su madre.
Wernher von Braun
(Foto: wikipedia.org)

GIRAR LA RUEDA DEL TIEMPO
Recién cumplidos los 16 años, gracias a sus condiciones innatas de liderazgo e inspiración, y su habilidad para que otros le siguieran, organizó su primer equipo de trabajo para la construcción de un observatorio. Dos años después, al amparo de la recién creada Sociedad Alemana de Vuelos Espaciales, ya participaba en las primeras pruebas de lanzamiento de cohetes impulsados por carburantes líquidos de gran potencia calórica. Por aquel entonces ya tenía muy claro que el principal objetivo de su vida era "ayudar a girar la rueda del tiempo".

Poco tiempo después, en el transcurso de una visita a las instalaciones de la nueva sociedad, el capitán de Artillería Walter Dornberger quedó tan gratamente sorprendido con el entusiasmo demostrado por sus jóvenes miembros, que les hizo entrega de una subvención del equivalente a 400 dólares americanos para que siguieran con sus investigaciones sobre los cohetes.

Cuatro años después (1934), a la edad de 22 años, consigue doctorarse en Ciencias Físicas por la Universidad de Berlín, dedicándose desde un principio a la técnica de los cohetes, su propulsión, conducción y cargas útiles. Su condición de reputado especialista en la materia hace que ese mismo año entre a formar parte del equipo de ochenta ingenieros que, a las órdenes del capitán Dornberger, trabajan en la investigación y construcción de cohetes en las instalaciones militares de Kummersdorf, a unos 100 kilómetros al sur de Berlín, convirtiéndose en el supervisor técnico de un pequeño grupo de científicos que trabajaban en la técnica de los cohetes alimentados con oxígeno líquido. Antes de finalizar el año, Von Braun y su equipo consiguen con gran éxito el lanzamiento de los cohetes Max y Moritz, que alcanzarían una altura de 2.400 metros.

LA BASE SECRETA DE PEENEMUNDE
Muy pronto las instalaciones de Kummersdorf se quedaron pequeñas, y ante la imposibilidad de albergar el cada vez más numeroso grupo de científicos, ingenieros y técnicos que conformaban el equipo encabezado por Von Braun y Dornberger, se tomó la determinación de trasladar el núcleo de las operaciones a un lugar enclavado en el norte de Alemania. En una zona despoblada y casi desértica de la costa báltica se extiende una pequeña península: Peenemunde. Allí, los ingenieros militares habían construido una base supersecreta que se convertiría en el principal centro de investigaciones de la Alemania nazi.
Base de Peenemunde
(Foto: lacasaeuropa.blogspot.com)

Desde su nueva ubicación, Von Braun y su equipo trabajaron día y noche. Sus esfuerzos se vieron recompensados el 3 de octubre de 1942 con el lanzamiento de un cohete totalmente controlado, el A-4, misil balístico de largo alcance, más tarde bautizado como V-2 (Arma de Venganza-2). A principios de 1943, en el transcurso de una reunión que mantuvieron Von Braun y Dornberger con Hitler, fue cuando este último decidió que el V-2 sería utilizado para llevar el terror a la ciudad de Londres, como arma de venganza contra Gran Bretaña.

El 7 de septiembre de 1944 el primer cohete de combate A-4, ahora llamado V-2, era lanzado desde la base secreta de Peenemunde con destino a Londres. A partir de este momento, Gran Bretaña, Holanda y Bélgica se convirtieron en el objetivo constante de estos proyectiles.

OPERACIÓN "CLIP DE PAPEL"
A pesar de los éxitos cosechados hasta la fecha, Wernher no era feliz. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, su verdadero sueño de construir un cohete que diera vueltas alrededor de la Tierra y poder explorar el espacio libremente, se vio totalmente truncado. Más aún, cuando fue detenido por la GESTAPO bajo la acusación de inducir ideas estrafalarias a los miembros de su equipo, en lugar de concentrarse en la construcción de armas poderosas y destructivas que ayudaran a la victoria definitiva del III Reich. Su único pecado fue decir en voz alta que la meta final de sus investigaciones era conseguir que el hombre llegase a la Luna.


Dornberger tuvo que convencer a las altas jerarquías nazis para que pusieran en libertad a Von Braun. Ya que, su concurso al frente de las investigaciones, resultaba de vital importancia para el éxito final de las mismas. De regreso a Peenemunde, convencido de que Alemania perdería irremediablemente la guerra, reunió a los miembros de su equipo de investigación y les animó a desertar por el bien de la ciencia.


No tardaron mucho en decidir cual sería su destino final. La URSS les daba miedo. Franceses e ingleses no tendrían dinero suficiente para hacer frente a los altos costes de la investigación. La decisión final fue unánime: se rendirían a los estadounidenses.


El Ejército norteamericano se dirigió de inmediato a la base secreta de Peenemunde. Un total de 300 vagones repletos de material y proyectos fueron enviados a los Estados Unidos. La evasión del equipo de científicos encabezados por Von Braun, junto con sus materiales y sus proyectos: "Operación Paperclip" (Clip de Papel), sirvió para que Estados Unidos se embarcara de lleno en la era espacial.


LLEGAR HASTA DONDE NINGÚN HOMBRE HA LLEGADO JAMÁS
Bajo la supervisión de Wernher von Braun y su equipo, El Jet Propulsión Laboratory (Laboratorio de Propulsión a Reacción) en Pasadena, California, fabricó el cohete Júpiter-C, que el 31 de enero de 1958 pondría en órbita el primer satélite del hemisferio occidental: El Explorer-1. Dos años después de su creación, la NASA abrió en Huntsville, Alabama, el Centro de Vuelo Espacial de Marshall, donde son transferidos von Braun y su equipo. El propio Braun dirigió el centro durante diez años.


El Centro Marshall sería el encargado de desarrollar un cohete capaz de transportar al hombre a la Luna. El compromiso infantil de von Braun de "hacer girar la rueda del tiempo y de llegar hasta donde ningún hombre ha llegado antes" se convirtió en realidad el 16 de julio de 1969 cuando el cohete Saturno-V fabricado en Marshall, lanzó a la tripulación del Apolo 11.
Centro Marshall
(Foto: wikipedia.org)


Años antes, en 1948, Von Braun propuso por primera vez un viaje a Marte. En 1969, el hombre que creó el primer cohete V-2, propulsado con combustible líquido y desarrolló el cohete Saturno-V para el programa espacial norteamericano, volvió a insistir en la posibilidad de un viaje tripulado a Marte, utilizando la misma tecnología del programa Apolo, incluido el uso de propulsión nuclear. Aunque el Congreso americano en un principio aprobó el proyecto, al final no prosperó.


Wernher von Braun falleció víctima de un inesperado cáncer el 15 de junio de 1977. Los laboratorios espaciales en órbita alrededor de la Tierra, los transbordadores, los módulos y las naves tripuladas a Marte que el gran científico diseñó, sin lugar a dudas, continuarán desarrollándose durante el recién estrenado siglo XXI.


Algún día la figura de Wernher von Braun, aquel niño que se pasaba largas horas contemplando el firmamento a través de su primer telescopio, ocupará un lugar de honor en el interior de las naves tripuladas que en un futuro no muy lejano, surquen los espacios con destino al Planeta Rojo.


Este artículo se publicó en la revista Más Allá de la Ciencia (Monográfico nº 41/11/2002) "Marte: El planeta incógnito".








No hay comentarios:

Publicar un comentario