LA REALIDAD OCULTA

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SEPARA LA REALIDAD DE LA FANTASÍA.
José María Ibáñez.

lunes, 9 de abril de 2012

DOS TORRES, DOS PILARES...


MANEL SERAL COCA (in memoriam)


Maqueta de la futura "Torre de la Libertad"
(Foto: elmundo.es)
La idea vino de repente, tras leer un artículo sobre la construcción de un edificio, la Torre de la Libertad, en el lugar que ocupaban hasta ahora las tristemente célebres Torres Gemelas del World Trade Center. La noticia no tendría un interés especial salvo para quienes quieren ya borrar el terrible accidente o para los amantes de la arquitectura, pero hay un detalle, al menos, que resulta de un interés que podría levantar suspicacias entre los conspiranóicos y es el hecho de que la altura proyectada para el nuevo edificio, de acuerdo con su arquitecto, Daniel Libeskind, sería de 1776 pies, evocando el año de la constitución de los Estados Unidos... ¡pero también el de la creación de los Iluminados de Baviera!. Pero no deseamos perdernos en esta dirección, sino en otra que pretende plantear al lector una reflexión más que una conclusión. Cada cual, como siempre, establezca sus propias conclusiones.


Las Torres Gemelas eran uno de los símbolos de Nueva York y, junto con el Empire State y la Estatua de la Libertad, uno de los grandes símbolos del poder americano. Y ahí es donde empieza  nuestra reflexión. Existe toda una corriente conspiranoica que relaciona a los Estados Unidos con el poder sionista, con la masonería y con los Illuminati. Ya ha corrido mucha tinta sobre el particular y hay información lo bastante consistente como para merecer una lectura atenta, así que tampoco nos extenderemos sobre el particular. Pero sí sobre un hecho sumamente curioso: en todas esas corrientes aparece un símbolo de poder fundamental que se repite: dos pilares gemelos que representan la unión de los dos poderes, material y espiritual, como representación de su derecho sobre los destinos del mundo.


Jakim y Boaz
(Foto: xmejuto.blogspot.com)
La masonería, así como muchas sociedades esotéricas que han derivado de ella su simbología, utiliza dos pilares en sus templos, uno blanco y uno negro, en representación de la fuerza dual universal, Ying y Yang, Femenino y Masculino, Negativo y Positivo. Estos pilares derivan de los empleados en el templo de Jerusalén y reciben los mismos nombres: Jakim y Boaz. Así, encontramos textos como los siguientes: "Los masones toman como símbolo el Templo de Salomón, al auto proclamarse continuadores de los Templarios. Considerando a Salomón y a su arquitecto, Hiram Abbiff, los iniciadores de su larga tradición esotérica, era lógico que el Templo de Salomón y, sobre todo, sus dos columnas - Hakim y Boaz - fueron objeto de nuevos intentos de reconstrucción... Los masones pretendían poseer el candelabro y las columnas de entrada al Templo, por lo que llegaron a ocupar un lugar fundamental dentro de la simbología masónica" (Eliphas Levi).
"De la propia estructura del Templo formaban parte dos columnas denominadas Jakim y Boaz, que según dicen algunas fuentes, contendrían grabada en sus paredes información de capital importancia" (Internet)


"Colona del Porto" de Brindisi
(Foto: flickriver.com)
Vemos también dos pilares en el Templo de Tiro, en colores rojo y verde. Igualmente, en los misterios Hibernios los templos estaban precedidos de dos pilares que representaban la Ciencia y el Arte. En Brindisi, el símbolo principal de la ciudad es la "Colona del Porto" la única que se conserva de las dos columnas gemelas edificadas en la segunda mitad del siglo II. También vemos aparecer las dos columnas en muchos de los escudos representativos de diversas ciudades o países. No resulta nada difícil para un esoterista encontrar en la dualidad formada por los dos pilares del símbolo tradicional de la dualidad del Ying y el Yang, popularizado en las últimas épocas, pero eso no es todo. Como hemos dicho, los dos pilares gemelos aparecían en la entrada del templo de Jerusalén y su simbología es la misma heredada de la masonería, pero existía un significado oculto de suma importancia: era un símbolo de poder. De hecho, era un símbolo de la existencia de dos poderes conjuntos que compartían gobierno, un poder material o real y uno espiritual o sacerdotal.


Originalmente, Salomón edificó los dos pilares como símbolo de la unificación de las dos naciones hebreas: Judá e Israel (que no tardaron mucho en volver a separarse tras la muerte de Salomón), así pues, serían representación de la idea de los dos reinos. Pero Cristopher Knight y Robert Lomas,en "La clave masónica", plantean que para las creencias de un pueblo judío conquistado por los romanos los dos pilares, destruido mucho tiempo atrás el templo, eran encarnados por dos mesías (no uno) que encarnarían el poder real y el sacerdotal respectivamente. "... un orden moral de gobierno sostenido por las columnas real y sacerdotal".


Manuscritos del Mar Muerto
(Foto: elcomercio.com)
Para estos investigadores Jesús, de la Casa de David, representaría el "poder real", mientras que primero San Juan Bautista y luego Santiago el Justo recogerían sobre sí el poder espiritual o sacerdotal. Según estos investigadores, Jesús habría tratado de reunir ambos poderes sobre una sola persona, siendo finalmente ejecutado por Roma. William Henry incide sobre el mismo concepto en "El retorno del mesías", planteando que: "los manuscritos del Mar Muerto testificaban que los esenios profetizaban la llegada de no uno, sino dos mesías que trabajarían en común. El primero será un sacerdote que creará la paz y redimirá a sus feligreses a través del sufrimiento... El segundo de los mesías sería un rey sabio y gentil".


Y aquí tenemos un gran simbolismo triple de los dos pilares:
1. La idea de los dos reinos unidos.
2. La idea de la existencia de dos poderes, real y sacerdotal, unidos pero sagrados.
3. La idea de un poder dual universal, la fuerza de la polaridad que genera todas las interacciones del universo.


Un símbolo como ese parece muy apropiado para representar a la nación de mayor poder e influencia mundial en la actualidad, aunque no se haya manifestado explícitamente esa relación. De hecho, la simbología y numerología esotérica no es nada inhabitual en los EE.UU. Cuando llegó la época de la helenización , los dos pilares fueron equiparados a los "dos pilares de Hermes". Curiosamente, el propio nombre de Hermes significa "montón de piedras" o "pilar".


Rey Arturo
(Foto: wikipedia.org)
El conflicto entre un poder real y uno sacerdotal como dos poderes separados se ha visto reflejado a menudo como un conflicto entre el papado y las monarquías, y ha sido la clave de muchos conflictos de la historia. Pero no siempre se ha tratado de dos poderes separados. En numerosos pueblos de la antigüedad ambos principios estaban unidos en una sola persona, representante del poder real y del espiritual, un "rey sacerdote" del que derivaría la mesiánica idea del "Gran Monarca", un rey que recogiera sobre sí tanto el poder político como el religioso, a semejanza de lo que se atribuye a los antiguos merovingios. Vemos esta figura en diversas culturas clásicas del Mediterráneo y del medio Oriente y también entre las tribus celtas y teutónicas de Europa. Los mitos del monarca durmiente han calado hondo en Europa, ya se trate de Federico Barbarroja o de Arturo, entre otros, mantienen una reminiscencia de esa vieja idea del rey que unía en sí los poderes real y sacerdotal. En su libro "El legado mesiánico", Baigent, Leigh y Lincoln afirman lo siguiente a propósito de la figura del rey-sacerdote: "El principio ligado a esta figura se extendía a todo el mundo antiguo, no sólo en las culturas clásicas del Mediterráneo y del Medio Oriente, sino entre las tribus celtas y teutónicas de Europa. Entre otras cosas, la realeza representaba una especie de conducto a través del cual el hombre se mantenía unido con sus dioses".


Ramsés en su trono con la "doble corona"
del Alto y Bajo Egipto
(Foto: locuraviajes.com) 
Es en el Antiguo Egipto donde podemos rastrear más hacia atrás en el tiempo la presencia de ambos poderes reunidos en la figura del faraón, coincidiendo con la simbología de los dos pilares, representación de las fuerzas de los reinos de Egipto, el Alto y el Bajo Egipto, unidos en la figura del gobernante único y representados cada uno de ellos por su propio pilar... En las manos del faraón, el cetro y la fusta, del mismo modo que la corona combinada de su cabeza, representaban la unión de las dos tierras. Una vez más, los dos pilares representan a la nación más poderosa de la época, la que "rige los destinos del mundo"... ¡Todo un símbolo como para resistirse a reproducirlo en la más poderosa nación de la actualidad!


Esto no es en absoluto una especulación gratuita. Sabemos que en la fundación de los Estados Unidos estuvo muy presente la masonería y que sus estamentos de poder, a lo largo de los siglos, desde el billete de dólar al Pentágono, no solo han estado influidos por las ideas masónicas sino que incluso han sido confeccionados con esta corriente de conocimiento. No resulta, por tanto, de extrañar, que la idea de crear dos torres como símbolo del mayor poder mundial no sea solo una extravagancia arquitectónica sino que trate de reflejar la idea de mayor poder en el planeta. Pero si las Torres Gemelas fueran equivalentes a los dos pilares masónicos, hebreos o egipcios ¿qué representaría la construcción de una Torre única en su sustitución? Obviamente la respuesta sería ¡la unificación de los dos grandes poderes en uno solo! ¿No parece algo temerario hablar de algo así? Es cierto que el presidente norteamericano aparece muy vinculado a la religión, de hecho la mayoría de ellos y de la clase política, pero de ahí a hablar de un poder real va un abismo, y mucho menos de un poder real ligado a un poder religioso en estos tiempos...


¿O quizá no?
(Foto: pedede.com)
Los mitos del Gran Monarca comienzan a hacerse oír cada vez más y, misteriosamente, ciertos libros son "lanzados a la fama" y alcanzan la categoría de best sellers expandiendo la idea de un Gran Monarca como algo que ha existido esperando su momento custodiado por una (o varias) sociedades secretas. Libros como "El Enigma Sagrado", "Rex Deus" o la novela superventas "El Código Da Vinci" extienden la idea de una estirpe de sangre real, sangre sagrada descendiente directamente de Cristo o al menos de la Casa de David... ¿Una casualidad? ¿Una moda? ¿O un modo de convertir una idea en popular en un mundo cada vez más materialista y desilusionado en el que los valores son sistemáticamente erosionados? Algunos incluso sugieren que esta erosión de valores es algo organizado precisamente para preparar una época oscura en la que un gran líder se haga totalmente necesario... ¿Conspiración? ¿Paranoia?


Antiguas profecías se están cumpliendo... o se están haciendo cumplir. ¿Es posible que todo esté preparado para que se cumpla también la profecía de la venida del Gran Monarca? Lo que está claro es que nadie ha dicho que el Gran Monarca será norteamericano y es hacia Europa hacia donde apuntan como patria de ese futuro unificador de los poderes real y sacerdotal. Estemos tranquilos. Para eso sería preciso que algo como una invasión de oriente, diría Nostradamus, forzara la unión entre países irreconciliables (aunque la miseria está provocando una migración masiva de oriente a occidente) y que la degradación de las costumbres hiciera que las masas pidieran un orden a cualquier precio... Y ya puestos, que el papado teminara según las profecías de Malaquías o que se elevara el Tercer Templo de Jerusalén (ya tienen el toro rojo del sacrificio)... También sería preciso un gran control de la población, aunque, como afirma uno de los componentes del proyecto "TIA" (John L. Pettersen, presidente del Arlington Institute): "Habrá menos vida privada, pero más seguridad. Vamos a poder anticipar el futuro gracias a la interconexión de todas las informaciones que les conciernan. Mañana vamos a saber todo sobre ustedes".


Todo eso parece muy lejano, casi imposible. Podemos descansar en paz... ¿o no?



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